Un padre iba paseando a su hijo en el cochecito, una estampa que en un principio parece preciosa, pero el bebé, que tendría año y medio, por lo visto tenía bastantes ganas de cachondeo. Al padre no se le veía con muchas ganas de juego, estaría cansado y lo único que le apetecía era empujar un cochecito con un niño "estatua", osea, callado y quieto.
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Pero los niños son niños, y este en concreto era un bebé ya grandecito que se aburría en el cochecito y lo único que quería era la atención de su padre, jugar con él. Pero ya sabemos, que muchas veces los bebés no escogen un buen momento para jugar y es cuando aparecen los conflictos.
Cuando pasó esta familia por mi lado el padre estaba gritando y meneando al niño en el cochecito "¡QUÉ TE ESTÉS QUIETO!", es lo que le chillaba, y ahí es cuando empezó el berrinche del bebé. Por suerte este primer round no le duró mucho, así que el padre empezó de nuevo a empujar el cochecito, y el niño tenía una cara de cachondeo que no había quien se la quitara. :P La guerra no había hecho más que empezar...
Y ¿qué hizo el bebé? Pues quitarse los calcetines y tirarlos al suelo, a ver si así su padre le hacía caso ya de una vez, y evidentemente, el padre recogió el par de calcetines mientras seguía chillándole y subiendo el tono, y la cara de alegría del niño subía por momentos con la misma intensidad que el cabreo del padre.
Después ya pasaron de largo y no sé el final de esta historia en concreto, pero normalmente acaban con algún cachete o gritos elevados y con el bebé llorando ya desconsoladamente, con un berrinche de esos que no sabes ni dónde meterte, ¡tierra trágame y niño tranquilízate!
¿Cómo actuar en una situación así sin perder los papeles?
Lo primero que tienes que saber es que el bebé sólo quiere llamar la atención, y la atención no es sólo los mimos o juegos de los padres, si no que también consiguen la atención de los padres cuando éstos les regañan. Sí, así es, si el niño tiene una rabieta o está de cachondeo y le regañas, se estará saliendo con la suya, porque le estás prestando atención.
Con esto no quiero decir que no haya que regañar nunca a los niños, para nada, si no que en las situaciones de rabieta dónde los niños ya actúan sin pensar y sin lógica, de poco sirve que les regañes, así que habrá que buscar otras soluciones para que se calmen.
Y te preguntarás, entonces si no le puedo regañar ¿qué hago? Pues lo único que tienes que hacer es ignorarle, ya se cansará y cuando acabe la rabieta y se tranquilice es cuando le tienes que dar todos los mimos del mundo.
Porque si en mitad de un berrinche, le hablas, regañas, das cariño, o lo que sea, conseguirás que dure 3 horas en vez de 1. Y situaciones así hay que intentar acortarlas por el bien de todos.
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En el caso del padre que iba paseando a su bebé, lo que tendría que haber hecho, es oídos sordos a los intentos de llamada de atención del bebé. Si tira los calcetines al suelo, los recoges pero sin decirle nada, ni mirarle, simplemente los coges y sigues empujando el cochecito. De esta manera el bebé no consigue tu atención, se acabará calmando y entonces es cuando le puedes, y debes, dar todos los mimos del mundo.
Y es que muchas veces los niños nos ponen a prueba como padres, te ves en situaciones límite, pero si sabes cómo actuar en cada momento, te harás en seguida con la situación y lo tendrás todo bajo control ;)
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